Tu cara ceniza brillante tostada de carbón
un moño gris y tus grietas, pinceladas por el sol
tu cuadro de negra esclava, princesa de un corazón
que se despertó una mañana que el tiempo te arrebató.
Nenita, asi te llamaban todos a quien diste amor,
los que con cuidados tiernos arrullaste con un son,
y con tu mirada triste que de nostalgia embriagó
a una ilusión que perdiste y que el viento se llevó.
Con un caminar formulado al segundero de un reloj
una espina dorsal curva alza su paso veloz
a alcanzar las esperanzas de el pasado que pasó
y pegar los sueños rotos que antes de soñar perdió.
Y nunca supe tu nombre ni recuerdo bien tu voz
ni poseo recolección de una foto de las dos
y se me nubla tu imagen entre lo cruel del adios
que no permitio despedirme solo se fue y me dejó.
Daylin H.
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